Pazo de los Marqueses

Bóveda pertenece a la comarca de Lemos. Su particular ubicación geográfica, al sur de la provincia de Lugo, así como su disparidad morfológica hacen de todo el ayuntamiento un lugar particular tanto por sus características naturales, como por el trato de su gente.

El nombre de Bóveda va asociado a un linaje establecido en el mismo lugar y del que fueron antecesores los Somoza. Fue un hijo de Don Arias López Somoza y Goyanes el fundador de la primera casa solariega y el primero en utilizar este apellido. Esta casa es la que se conoce como Pazo de los Marqueses de Bóveda, construido en el siglo XVIII en el lugar de San Martín, sobre una edificación anterior que databa del siglo XVI. Don Francisco Suárez de Deza y Oca, canónigo magistral de la catedral de Santiago y X Marqués de Viance es la personalidad detrás de la reconstrucción del pazo del siglo XVIII, el cual está inspirado en los edificios que pudo observar en sus viajes a Italia.

Luis de Monteagudo fue el arquitecto que se encargó de diseñar el edificio para el marqués de Viance entre los años 1769 y 1791. Es por eso que también se le conoce como Pazo Viance. Posteriormente fue el marquesado de Villaverde de Limia el que se hizo cargo del Pazo y todavía hoy sus sucesores son los dueños de la propiedad.

¿Cómo es el Pazo de los Marqueses?

El Pazo de los Marqueses es un edificio de planta rectangular, con muros de mampostería de pizarra enlucidos, y granito en puertas, ventanas, cornisas y columnas, entre otros elementos. Su cubierta es de cuatro aguas, en madera y pizarra, ornamentada con los remates de las chimeneas y buhardillas del desván.

Todo el conjunto del Pazo busca el equilibrio entre la estética, la sencillez y la praxis. Así, en la fachada principal, que abre al sur, nos encontramos con una amplia solana, descansada sobre cinco arcadas de medio punto, en la que su estructura lineal, con grandes vanos rectos y columnas dóricas bastante sencillas, contrasta con los frescos y escudos de las paredes o los peraltes de las propias columnas que soportan su cubierta. La ruptura de la línea la provocan a la vista las chimeneas y buhardillas, o el juego de geometrías y contrastes de luz entre la propia solana y la arcada que la sostiene. El mismo efecto se observa en la fachada norte, de idénticas características que la anterior, aunque un poco más sencilla.