Puente de la Edad Media relacionado con la fertilidad
En el ayuntamiento de Ribadumia nos encontramos con un puente levantado en el siglo XVI y que está vinculado con numerosos ritos de fertilidad. Es el llamado como Ponte dos Padriños, también conocido por otras gentes como Puente de los Albertos y que ayuda a cruzar el Río Umia en la parroquia de Ponte Arnelas y une Ribadumia con Vilanova de Arousa.
¿Cómo es el Puente de los Albertos?
El Ponte dos Padriños es una construcción del siglo XVI, aunque esta es una reconstrucción de una estructura mucho más antigua y cuya antigüedad en la zona se remonta incluso a tiempos del dominio romano en Gallaecia. La actual estructura no es la romana, sino la que fue levantada durante la Edad Media y reconstruida después en el siglo XVI por orden del rey Felipe II, pues este era un lugar estratégico para llevar las mercancías que llegaban a la costa gallega en dirección al interior de la península.
En el puente se puede ver una inscripción y escudo hecho en piedra y que data de la época en la que fue reconstruido. Es un puente con suelo adoquinado y con vallado de hierro pintado de negro.
Mención también merece la capilla de Santa Marta, situada al lado de uno de los extremos del puente. A finales del mes de julio se celebra cada año una romería en la que los devotos se acercan para pedir ayuda divina con sus problemas auditivos y también se une el componente popular con las carpas gastronómicas con las tapas gallegas como el pulpo como platos fuertes.
El rito de la fertilidad
Desde tiempos pretéritos el Ponte dos Padriños o Puente de los Albertos estuvo vinculado a rituales relacionado con la fecundidad y también a los bautizos prenatales. La creencia en los lugares próximos era la de que las aguas que pasan por debajo del puente reunían las propiedades necesarias para que aquellas mujeres que pasaban por dificultades para quedarse embarazas, pudiesen hacerlo.
El ritual de la fertilidad se llevaba a cabo en cinco etapas. Lo primero es que la mujer que quería quedarse embarazada se acercase hasta el puente antes de la medianoche acompañada de una comitiva y una cesta con comida. Estos acompañantes son importantes, pueden deben evitar que el puente sea cruzado por nadie durante el tiempo que dure el ritual.
El proceso, que debe de realizarse en estricto silencio, prosigue con el rito del bautizo prenatal con las aguas del río Umia. Mientras se vierten las aguas sobre el vientre de la mujer (la tradición popular habla de que debe ser un forastero quien lo haga), se debe fijar la vista en el cruceiro del puente y pedir la protección divina para la familia de la mujer. Los últimos pasos son los de agasajar al encargado del bautismo con la cesta de comida a modo de banquete y nombrar a éste como el padrino del recién nacido. Esto explica el nombre de Ponte do Padriños, mientras que el de Puente de los Albertos es debido a que éste debería de ser el nombre escogido para el bebé; Berto o, en caso de tratarse de una niña, Berta.
