Acantilados en Punta Morás
Los acantilados de papel es el curioso nombre con el que han sido bautizado los acantilados que se encuentra en la Punta Morás, en el ayuntamiento de Xove. Es un lugar protegido ambientalmente y que forma parte del parque etnográfico al que pertenecen tanto los acantilados como el puerto o las Islas Farallóns.
Zona protegida
Los acantilados de papel son una de esas joyas que la naturaleza ha esculpida en un espacio lleno de belleza e historia como la Mariña Lucense. La acción combinada de viento y mar ha ido trabajando las rocas graníticas de esta zona para esculpir un paisaje que parece irreal y que se asemeja más a la imagen de un papel arrugado que al de unas rocas de acantilados, valiéndole así ese nombre y diferenciando esta costa de las otras también muy afamadas de la Mariña.
La zona de acantilados de Punta Morás llega a alcanzar los 32 metros y en algunas localizaciones y se extiende hasta la Punta Roncadoria. Todo ello forma parte de un espacio protegido mucho más amplio que cubre el cabo y todo su entorno en el que se engloban los conocidos Islotes Farallóns y también los de Ansarón y Las Salseiras. La zona se encuentra englobada en el ZEC Costa Mariña Occidental y el ZEPA que amplia toda la costa a más metros hacia el mar por ser zona de cría y vida de aves.
Los ocho martillos de piedra
A pocos metros de los acantilados encontramos un curioso lugar que completa este paisaje con un monumento instalado en el entorno de Portiño de Morás. La Subdelegación del Gobierno en Lugo aprovechó unos grandes bloques de hormigón elaborados en los años 70 para una fábrica de aluminio y los ha dispuesto en la zona de la antigua ballenera en disposición de media luna.
Cada bloque de hormigón con forma de martillo pesa más de 50 toneladas y los ocho dolos son una de las imágenes más curiosa de este espacio abierto que semeja una moderna reinterpretación del Stonehenge.
Entre la zona del cabo Morás y punta Roncadoira existe una zona conocida como Acantilados de Papel. Estos acantilados con formas peculiares esculpidas por el viento durante siglos alcanzan los 32 metros de altura con el mar y son muy populares. Su curioso nombre se lo deben a las peculiares formas que han adquirido sus rocas de granito, que se asemejan a la apariencia de un papel arrugado.
