Antigua explotación de sal
El paseo de las Salinas de Ulló es uno de los principales atractivos del municipio de Vilaboa. Es una ruta a través de la cual empaparse de la historia de lugar en un entorno natural húmedo y verde en el que aprender mucho acerca de cómo la Galicia de siglos atrás administraba su economía explotaba sus recursos naturales.
Historia de las Salinas
El germen de origen de las Salinas de Ulló data del siglo XVII, momento en el cual el se decide apostar por la explotación de recurso que en la época era muy valioso para la economía ya la conservación de los alimentos. El Colegio de Jesuitas es quien construye las instalaciones de las salinas gracias a una cesión de terrenos cuando Felipe IV ostentaba el reinado de España. Su explotación comienza en el año 1693.
Las instalaciones fueron todo una cierto y pronto dieron beneficios y pudieron crecer y prosperar. Estuvieron en funcionamiento hasta el siglo XIX y hoy un paseo por la zona que en la que se sitúan sus ruinas permite hacerse una idea de la importancia que tuvo el lugar para la comarca.
El fin de la actividad de las salinas llega tras la expulsión de los jesuitas de España en el siglo XVIII y con el comienzo del afloramiento de otra de las más importantes industrias de Galicia como es la industria conservera.
¿Cómo son las salinas do Ulló?
La mejor forma llegar hasta las salinas do Ulló es a través de la carretera PO-554. Ya circulando por el término municipal de Vilaboa, en la parroquia de Paredes, se encuentran las indicaciones de acceso a la zona, que cuenta con una zona de aparcamiento habilitada para facilitar la visita y el paseo por el lugar todos aquellos que quieran conocerla a fondo.
Una de los lugares más emblemáticos de este amplio espacio que ocupaban las antiguas salinas es el gran muro que cierra la zona. El muro de piedra que hoy es camino de muchos visitantes se levantó con la intención de cerrar la zona de agua salada y acotar el espacio para que el agua en el interior se fuese evaporando y depositando la sal para su posterior recogida.
Las salinas están formadas por dos grandes vasos que acumulaban el agua salada de la ría. El primero con un tamaño de 12 hectáreas y el segundo, de unas ocho hectáreas, está a su vez dividido en cuadrados y era la zona en la que se producían los últimos pasos para que la sal pudiese cristalizar.
Muy importante también en este espacio es el molino de mareas que complementa el lugar. Se construye aquí uno de los pocos molinos de mareas, una construcción que aprovecha las corrientes de la ría para generar fuerza hidráulica. De este molino ya sólo queda una pequeña muestra en forma de las compuertas que forman parte del muro.
Otra parte de las ruinas de las salinas son los edificios que en otra época eran la residencia de todos los trabajadores que se encargaban de dar servicio a las salinas y de la recogida de la sal.
Las salinas do Ulló están enclavadas en el val de Ulló. Sus antecedentes se remontan al reinado de Felipe IV en el siglo XVII y comenzaron a ser explotadas por el colegio de los Jesuitas de Pontevedra en 1693. Hoy es un espacio para entender un trozo de historia de Pontevedra y pasear por las ruinas de lo que siglos atrás fueron unas prósperas salinas en las que había molinos de mareas y una pequeña población de trabajadores que gestionaban las instalaciones.
