Molino de Viento de Boucelo

En la parroquia de Bemantes, localidad de Miño, encontramos una gran construcción que aprovecha la fuerza del viento para producir la energía necesaria para moler el grano. Se trata del molino de viento de Boucelo, obra inusual en Galicia que por un momento nos hará sentir en las tierras manchegas del Quijote.

El Molino

El Molino de viento de Boucelo, construido en 1840, mide seis metros de altura, y cinco de diámetro. Se conserva en buen estado la torre, cilíndrica, con dos puertas de acceso y sendas ventanas, con escalera de caracol interior de losas de pizarra empotradas al muro. El edificio se levantó en mampostería y tienen un característico color blanco que se consigue con la cal que lo recubre. Los marcos de las ventanas y los dinteles de la puerta dejan ver la cantería y el tejado es de teja.

En la puerta se encuentra una inscripción grabada en el dintel, que nos proporciona la fecha y el nombre de su constructor. Francisco Vázquez Vázquez es la persona detrás de este ingenio en forma de Molino de Vientos que pudo tener su inspiración en el que se encontraba en el Meirás, en el ayuntamiento de Sada.

Internamente el molino, con un diámetro útil ligeramente superior a los tres metros, se distribuía en dos niveles. En la plata superior se encontraban los engranajes que hacían posible la rentabilización del giro de las aspas exteriores que contaban con cuatro velas. El piso inferior era en el que estaban las piedras de moler, dos grandes bloques de granito indispensables para hacer la harina al moler el grano.

Pero el molino no sería útil si no se encontrase ubicado en una zona especialmente ventosa. En el caso del Molino de viento de Boucelo, su ubicación, a unos 170 metros de altura, es clave para recoger las fuerzas eólicas de este alto del municipio de Miño. La construcción está a su vez sobre una plataforma que allana el terreno en desnivel de este alto para dar una estructura nivelada a la torre.

Monumento protegido

Este molino se encuentra inventariado, desde el mes de agosto de 1989, en el Centro Nacional de Molinos de Viento de España, y sujeto a la Ley de Conservación del Patrimonio Artístico-Monumental que previene toda modificación tanto del monumento como de su entorno.

Actualmente el molino no está en funcionamiento luego de unos 60 años de trabajo. El fin de su uso se produjo por el deterioro y desaparición de las velas indispensable para su funcionamiento, piezas que nunca fueron repuestas.

Este es hoy en día uno de los monumentos más visitados del ayuntamiento de Miño y justo en la entrada del mismo encontramos hoy un amplio panel informativo que nos proporciona la información clave de este edificio, así como un esquema de cómo era el funcionamiento del molino cuando se encontraba a pleno rendimiento.