De paseo por O Bolo

A primera vista, O Bolo parece una villa anclada en el pasado estando, por ello, considerada como una auténtica reserva etnográfica. Constituye, en sí misma, un conjunto histórico y paisajístico de gran interés. Las montañas, los bancales de viñedos, entre olivos, almendros, cipreses y jaras, invitan al viajero a hacer un alto en el camino en esta villa que nos ofrece una interesante oferta de turismo cultural.

El que visite el Ayuntamiento de O Bolo, tiene que ver el Santuario de las Ermidas, situado junto el río Bibey. La historia de Las Ermidas comienza con la milagrosa aparición de una imagen de la Virgen a finales del siglo XIII. Cuentan que, por aquel entonces, los ganados se enfurecían cuando los llevaban a determinado lugar; al excavar los pastores hallaron una Virgen de piedra, bajo un peñasco. Allí levantaron la primera ermita, que acabó en el suelo, debido a la costumbre de los devotos de arrancar trozos de roca como protección para sus males. El actual edificio barroco se alza en medio de un agreste paisaje con columnas salomónicas que le hacen parecer un enorme retablo. Es interesante también un viacrucis del siglo XVII, en madera, a lo largo del sendero, con 14 capillas que albergan figuras de tamaño natural. No hay que olvidar echar una mirada a las fuentes de piedra del siglo XVIII, sobre todo a la de la Dormida, llamada así por la escultura que hay sobre ella.
Otros monumentos religiosos a destacar en este municipio son: la capilla de la Virgen de "Os Navallos", la iglesia de San Martiño y como no, los "cruceiros", de entre los que destaca el Cruceiro de As Ermitas, el Cruceiro de O Bolo y el de Chao do Castro (que además tiene un Peto de ánimas).
La arquitectura civil, por su parte, está muy presente siendo uno de los monumentos más emblemáticos e importantes de la zona el Castillo de O Bolo, a pesar de que solo queden en pie la torre de homenaje, así como restos de los cubos y murallas. En el 1999 comienza su rehabilitación y fue convertido en un museo de carácter interactivo y que permite acercarnos de manera amena y entretenida a la fascinante historia de una fortaleza del sigo XV.

Además de este hermoso castillo, también cuentan con casonas y pazos distribuidos por los distintos lugares del municipio como el Pazo de Valbuxán y la Casa de Lamela o Pazo de Parda. Y también con un olvidado balneario, el de Mondón. El balneario se cerró por si solo; por abandono, las malas comunicaciones y también por las desastrosas consecuencias de la guerra civil del 36. Ahora sólo quedan sus ruinas en medio de un monte incomunicado, perdido entre zarzas y brezos, Fue un lugar en el que se tomaban aguas ferruginosas, de manera que el tratamiento principal era caminar hasta una fuente-manantial, Fonte do Ferro, a unos 700 m del balneario, a través de un paseo por donde los agüistas acudían, con su vaso a beber las aguas medicinales; debiendo recorrerlo durante 9 días 2 veces al día, a las11 de la mañana y a las 5 de la tarde.

De la gastronomía cabe decir, que se centra en todo lo relativo a los productos de las matanzas domiciliadas que se realizan anualmente en las casas de los pueblos. Como postres típicos de las Ermidas, están los almendrados que se realizan en Semana Santa, así como los roscones. Dado la abundancia de viñas en el municipio, destacan los vinos de la zona para consumo particular y el aguardiente. Entre los productos artesanos están los derivados de los telares, labor que se esta perdiendo con el paso del tiempo.

Mensualmente se realiza en O Bolo, dos ferias, los días 8 y 26 de cada mes, ferias que destacan las del mes de agosto por su afluencia de gente. En cuanto a las fiestas, cada núcleo de población celebra sus fiestas patronales destacando por su importancia, las fiestas de verano (15 de agosto) de O Bolo, fiesta de corpus Christi en Santa Cruz, fiesta de San Bartolomé (24 de Agosto) en Fornelos, fiesta de Nuestra Señora de Navallos (8 de septiembre) en Celavente, fiesta de San Ildefonso en Valduxan (23 de enero) , fiesta del Cristo (14 de Septiembre) en Chandoiro.